martes, 15 de julio de 2008

MATERNIDAD II

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, se les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios.
Juan 1:12

Los hijos adoptivos.
La maternidad también involucra hijos adoptivos. No hijos de sangre ni del vientre. También debemos pensar que hay hijos y hay madres que no tienen esa relación de los nueve meses anteriores a su nacimiento. Incluso más, meses o años. Pero que son verdaderas madres y verdaderos padres. Hay un dicho común en el cual decimos “padre no es el que engendra sino el que cría.”

Cuando hablamos de madre también podemos aplicarlo al padre. Así como en una concordancia al buscar el significado de madre encontramos madre = padre. Es lo mismo como cuando decimos hombre y mujer. Cada uno identificado con un nombre. Un nombre especial que les define y explica una función. Pero a la vez se escribe y suena diferente. Como caballo y yegua. O vaca y toro. Etc.

Dios inventó los hijos adoptivos. Y es Él quien nos demuestra que se puede amar a un hijo adoptivo igual que a uno propio. Como en el caso del Padre Dios, con él. Él lo ama demasiado, lo ama tantísimo como nos ama a nosotros. Que somos los adoptados.

Y en eso de los niños adoptivos nosotros podemos ver una gran enseñanza de Dios. Piense en una madre y un padre que no tienen hijos, pero que tienen mucho dinero, y muchas posibilidades de tenerlos bien. Y con mucho amor de padres dispuestos a dar.

Entonces empiezan por adoptar un niño. Pero estos padres felices, tienen la posibilidad de adoptar otro hijo, y luego otro más. Así se ha formado una gran familia. Y de pronto la pareja tiene una noticia nueva, viene un hijo propio. ¿Qué hacen con los demás? Pues nada, siguen siendo sus hijos amados. Y luego viene otro hijo propio, por supuesto que no le cierran la oportunidad a la bendición de Dios.

Pero será que siguen adoptando niños, viendo que ya pueden tener hijos de su sangre. Lo más seguro es que hasta allí dejen de adoptar. Y aunque los aman igual a todos, ya no adoptan más. Porque saben que existe la posibilidad que siga llegando los verdaderos hijos. Todos son hijos y todos son herederos.

Ahora vea a donde le quiero llevar. Esto mismo pasa con Dios, su pueblo escogido y nosotros. Nosotros somos el pueblo gentil. Los que no somos sus verdaderos hijos, ni su pueblo escogido. Ese pueblo está peleado con él porque no quiso creer en el Hijo de Dios. Y estamos llegando poco a poco a sus pies los adoptivos.

Pero llegará un día en el que su pueblo escogido crea en Él. Y empezarán a llegar a sus pies, y creo que están llegando ya. Pero gracias a Dios y a su gran misericordia, todavía le podemos encontrar “Buscad al Señor mientras puede ser hallado” porque va a llegar un día en que se nos cierre esa posibilidad. Y habrá oportunidad solamente para aquellos que desde el principio fueron sus escogidos.

Así que es ahora y es hoy cuando tenemos la puerta abierta. Es ahora cuando Él está a la puerta nuestra y llama. Es ahora cuando podemos entregarle nuestra vida y llegar a ser hijos de Dios. Porque es a todos los que le recibieron y a los que creen en su nombre a los que se les dio la potestad o el poder.


MATERNIDAD III

Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos. Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.
Mateo 18:2-5

¿Cómo bendices a tu hijo? ¿Crees en tus hijos? ¿Les crees a ellos lo que te dicen? ¿Qué les estamos diciendo con nuestros labios a nuestros hijos? ¿Qué les estamos enseñando con nuestras actitudes? ¿Se ha dado cuenta que la mayoría de los padres cuestionan lo que dicen sus hijos, es más fácil creer lo que los demás dicen de sus hijos, que los argumentos o explicaciones que éstos presentan?

Es uno de los privilegios de ser madres. Tener hijos es definitivamente tener bajo nuestro cargo la vida de otras personas. Personas que van a llegar a ser grandes, y de uno depende que lleguen a ser muy grandes. Si creemos en ellos. Una madre tiene poder. Alguien con potestad de bendecir o maldecir. ¿Recuerdan a María la mamá de Jesús? Pues ella fue la primera en creer en él. Ella sabía que él podía hacer algo. ¿Hagan todo lo que Él les diga?

Muchas madres saben que sus hijos son inteligentes, que son responsables, y que lo pueden hacer. Pero no se los dicen a ellos y además tratan de sobreprotegerlos o evitarles la fatiga. Y no permiten que ellos hagan lo que pueden hacer o lo que les gusta o mejor o peor aún, según el punto de vista, no los dejan hacer lo que sería de beneficio o de gloria para otras personas.

Imagínese si en esas bodas de Caná se había acabado el vino, no era problema de ellos, ellos eran solamente invitados más, pero al tener cuidado de lo que les pasa a otras personas María presenta el problema a Jesús. Y como se podrá recordar, quienes quedaron bien con los invitados fueron los anfitriones. Que las personas comentaron que el vino mejor se repartió al final. No como hacen muchos que dan lo mejor al principio y dejan al final lo de menos calidad.

¿Qué mamá de ahora le dice a la gente que hagan todo lo que su hijo dice? Muy pocas, y depende de dónde. Tal vez en algún lugar donde se sabe que ese hijo es el jefe o algo así, para estar segura de que él sabe y que dará un consejo conveniente. Pero eso empieza en la casa y empieza desde que el niño es pequeño. Para saber que ellos van a hacer lo bueno, hay que habérselos enseñado antes. Enseñar con el ejemplo, enseñar con explicaciones y enseñanzas verbales, o sea haberles dicho, o haberles advertido. También debe haber habido una corrección de vez en cuando, pues lógicamente nadie nace sabiendo ni le salen las cosas bien a la primera.

Maria guardaba en su corazón muchos recuerdos de lo que había vivido con Jesús. Recordaba al Ángel que le había anunciado su nacimiento, cuando ella solamente estaba comprometida, no casada. Ella se acordaba que José su esposo recibía instrucciones en sueños de la manera cómo cuidar a ese niño, y salvarlo de los que querían hacerle daño. Ella se recordaba cómo se habían tenido que ir a empadronar, casualmente a la ciudad donde nacería el salvador de su pueblo, y Jesús nació en esos días precisamente.

María guardaba en su corazón la visita de los reyes, cuando le llevaron regalos de rey, y seguramente se acordaba y le contaba a Jesús de la vez que lo fueron a presentar al templo y allí recibió unas palabras proféticas muy impactantes. Todavía no había llegado su hora. Como Él le dijo a su madre. Pero ella sabía que Él podía hacer algo. Muchas veces no ha llegado la hora de nuestros hijos.
Muchas veces nos encontramos en situaciones en donde ellos se tienen que enfrentar a algo que no va de acuerdo con su edad. A veces se tienen que comportar un poco más formales, un poco más fuertes, o más serios. A veces los niños se enfrentan a situaciones delante de los padres, en donde a los padres les falta madurez y son los hijos los que les hacen ver la realidad.

Necesitamos creer en nuestros niños ahora. No pensar que serán los gobernadores en el futuro, que serán las autoridades, que serán los que dirigen la nación, y todo lo demás, las instituciones, las iglesias, las escuelas, debemos empezar a creer en ellos desde ahora para que crezcan seguros sabiendo lo que son. Las águilas que extienden sus alas y vuelan muy alto, son enseñadas desde que tienen uno o dos meses de nacidas, a volar, a saber que fueron creadas para volar alto, para tener fuerza y no tener miedo.

Muchos creen delante de la gente. Delante de los hermanos o las autoridades de los colegios. Muchas veces en los momentos más inoportunos, porque cuando ya se ha comprobado la travesura del niño, se les quiere defender, quedando más bien en ridículo. No es así, cuando ellos ya hicieron lo que es normal en niños, travesuras, divertirse sin medir las consecuencias, etc. Pues es cosa de enfrentarlo, reconocerlo, disculparse, y ofrecer estar al tanto de su mejora y su comportamiento, comprometiéndose a enseñarle, y supervisar que esté llegando la enseñanza.

Pero se infunde la seguridad cuando se les dice. Cuando se les habla y se les aclara para qué fueron creados, para qué fueron hechos. Qué cosas pueden hacer, y hasta dónde pueden llegar. Para qué están capacitados, pero se les aclara que van a llegar a hacer muchas cosas pero que van de poco en poco, como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto. Ellos deben saber que van para arriba, que van creciendo, y que se les exige poco y luego un poco más.

Que los niños no se sientan cargados. ¿Cómo va ser que los niños cristianos se sientan más frustrados e infelices que los que no lo son? Porque a aquellos se les conceden muchas libertades, se les permiten muchas cosas, donde no ven las consecuencias, no se les controla lo que ven en la televisión, no se les prohíbe ningún juego, y nosotros si lo hacemos, pero hay que tener el sustituto perfecto y explicarle lo que estaría perdiendo o la manera cómo le afecta si viera esos programas o jugara esos juegos.

Mucha prohibición, mucho no, no, no. Y los niños ya no son felices. Hay que llenar los espacios, hay que darles mucho amor. Hay que darles tiempo, para divertirse, para crecer, para respirar. Debemos aprovechar su compañía, los niños nos hacen reír, nos llenan, y dentro de muy poco tiempo van a crecer, y ¿Quién los ha disfrutado, la abuelita, la empleada, los hermanos? No desaprovechemos la oportunidad que se nos ha dado. Estemos con ellos. No los dejemos solos. No se los dejes a la tele.

Para poder ser como niños, y entrar en el reino de Dios, siendo como ellos, necesitamos convivir para poder imitarlos.

jueves, 26 de junio de 2008

MATERNIDAD

Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; si, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. Génesis 17:16

Veamos y meditemos sobre uno de los regalos más grandes que nos ha brindado el creador. La maternidad, el momento en que nuestra vida cambia para siempre, cuando nos convertimos en madres. Ya no nos preocupa qué nos pase, sino a ellos, los hijos.

Así como cambia nuestra vida cuando se la entregamos al Señor, también damos un cambio grande a todo lo que hacemos, a nuestras costumbres, influye en nuestras relaciones, en nuestro trabajo, en nuestras costumbres, el matrimonio y la maternidad también. Ya tenemos alguien por quién responder, por quién dar cuentas.

Involucra hacer felices a otras personas. Principalmente a los abuelos. Convertirse en abuelos, es tener una oportunidad de dicha en la vida. Los nietos son corona de los abuelos, qué es una corona? Algo que se lleva sobre la cabeza, que nos invita a una pose erguida, y serena, no se puede andar con corona y agachados o deprisa. Ellos meditan y dan gracias a Dios por el regalo de los nietos. Y viven los años más felices de su vida.

Y a los padres les llega la oportunidad de ser más responsables. Muchos padres desde el mismo día que nacen sus hijos, aparecen buscando en el periódico nuevas oportunidades de trabajo. Empiezan a meditar y analizar lo que le van a proveer a ese pequeño ser. Quieren proveer y satisfacer todas las necesidades de su familia.

Una madre por el contrario empieza a experimentar su maternidad, desde que en su cuerpo hay cambios y sospecha o cree en la posibilidad de haber quedado embarazada. Es entonces cuando empieza a cambiar nuestra mentalidad, empiezan las ilusiones y los sueños. Empezamos a sentirnos protectoras de ese vientre, porque guarda a un niño.

Desde la pregunta ¿Será que estoy embarazada? Y esperar al momento de confirmarlo ya es una situación de ansiedad. Eso en el caso de desearlo, por supuesto. Porque las mujeres que no desean un embarazo, pasan días terribles con la angustia de confirmarlo.

El niño que ahora tiene diez años, estuvo una vez de cinco y algún día de un año. Y existía aún antes de nacer, en el vientre de su madre, ¿desde cuando existía ya? ¿Desde cuándo es que Dios le veía en lo secreto, cuando era formado, y nada le era oculto?

La maternidad no empieza cuando nace el niño. Una mujer es madre desde que un ser vivo está dentro de ella. Formándose y viviendo. Ahora con la alta tecnología, las personas pueden ver a sus niños casi perfectamente en los ultrasonidos. Pero Dios nos ve desde allí, y conoce nuestros órganos y lo profundo de nuestro ser.

Así como debemos tener los cuidados de vitaminizarnos para transmitir salud a ese bebé, así también debemos transmitir a su alma, la palabra de Dios necesaria, para que se empiece a fortalecer, y cuando nazca sea una persona victoriosa y vencedora.

La maternidad es una bella oportunidad que Dios nos brinda a las mujeres. Y no solamente las que experimentan un embarazo, son madres. Así también la maternidad no es solamente el embarazo. El tiempo de espera de un niño y el tiempo de tenerlo entre los brazos, cuidarlo y criarlo, es el tiempo de la maternidad.

martes, 17 de junio de 2008

DIA DEL PADRE

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.
Lucas 11:2-4

¿A quién celebramos el día del padre? Creo que dejamos de último al que debiera ser el primero: Nuestro Padre que Está en los Cielos. El mismo Señor Jesús dijo que no llamemos padre a nadie porque nuestro padre está en los cielos. Y con eso nos invita a establecer una diferencia, una diferencia muy marcada entre el Dios Padre todopoderoso, que es toda autoridad, y aparte son los varones papás de aquí de la tierra.

La Biblia nos invita a dar a todos lo que debemos, al que tributo, tributo, al que impuesto, impuesto, al que respeto, respeto, al que honra, honra, Romanos 13:7 y este es un día apropiado para honrar a los papás. A los padres se les debe la honra, pues también dice la palabra de Dios que los hijos deben honrar a sus padres.

¿Qué es honrar a los padres? Es hacer algo o todo lo necesario para hacerles sentir orgullosos de nosotros. Que cuando nuestro nombre sea mencionado delante de nuestros padres, sea un motivo de orgullo y no de vergüenza. Hacerlos sentirse felices, sentirse contentos, sentirse satisfechos. Efesios 6:2

Estamos un poco más acostumbrados a agradar a las madres, que a los padres. También ha sido común en la sociedad que las madres sean buenas, con algunas excepciones. Por el contrario los padres en su mayoría se han considerado malos, con muchas excepciones por supuesto. Así que frases tan conocidas como “madre solo hay una” y el famoso “amor de madre”

Pero si la Biblia pareciera a veces muy exigente con la mujer, y los varones generacionalmente han pensado que de ellos no se exige mayor cosa, es solamente debido a malas interpretaciones. La mujer representa a la iglesia. El varón representa a Jesucristo.

Si se le exige más a la iglesia es porque el Señor Jesucristo es irreprensible, y se encuentra siempre fiel, esperando a su bella prometida, ataviada de lino fino, puro, limpio y resplandeciente.

Pero la iglesia está formada por hombres y mujeres. Así que todos debemos buscar el ejemplo del varón perfecto para poder alcanzar su estatura. El Hijo, Jesucristo, siempre nos dio ejemplo de honrar al Padre. Y esa forma de obedecerle, comunicarse con él, y agradarle en todos sus actos, es lo que debemos imitar con nuestros padres aquí en la tierra. Luego será más fácil honrar y obedecer a nuestro Padre que está en el cielo.

Y como toda fecha especial, se presta para meditar en el título que se tiene y en la responsabilidad que conlleva llevar dicho nombre. Y las personas a su alrededor tienen la oportunidad de demostrarle, honra, respeto y cariño.

jueves, 12 de junio de 2008

NIÑOS

Llevaron a unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara por ellos, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban.
Jesús dijo: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se los impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos”
Mateo 19:13
¿Qué de los niños?
¿Qué estamos haciendo los cristianos por los niños? Queremos alcanzar a las naciones para Cristo. Queremos evangelizar la tierra. Queremos arrebatarle las almas al diablo y luchamos en oración; pedimos por los que están en las cárceles, por los que andan en la calle y por los que andan perdidos.

Hacemos grandes campañas evangelísticas dirigidas a los adultos. Si algunos llevan niños, nos molesta. No hay lugar para ellos. Los jóvenes se están volviendo adictos a cualquier cosa mala: drogas, pornografía, alcohol, cigarro, robo, asalto, extorsión, fornicación, envidia, etc.

Y ¿acaso no esos jóvenes hace uno, dos o tres años, no eran niños? Por que no llegamos unos cuatro años antes a hablarles a ellos e impedir que cayeran en las trampas del enemigo. ¿Por qué no llegamos a los niños para instruirlos, y advertirles que el diablo les tiene preparada una trampa.

Disfrazado como angel de luz, les presenta la solución de la vida. Les da la posibilidad de olvidarse de sus penas; tal vez de lo que viven en su casa, un hogar sin padre o madre, una vida llena de limitaciones, de pleitos, riñas y contiendas.

Si queremos evangelizar al mundo. Debemos pensar en los niños. El enemigo está trabajando desde hace muchos años en las mentes de los niños. A través de los programas de televisión, los juegos de video, computadoras, Internet, etc. Ha dedicado tiempo y esfuerzo por ganar las mentes y las almas de los niños. ¿Y los cristianos? Bien gracias.

Tratando de evangelizar al mundo están dejando solos a los niños. Dedicándoles el mínimo de su tiempo, dejándolos en las manos de la televisión, mientras ellos, los padres, en el estudio bíblico, muy devotos de las cosas de Dios.

Llega la adolescencia y los niños se van a dar su vuelta al mundo, la Biblia dice “instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él” “NO SE APARTARÁ” ni por un año, o dos, o tres. Sencillamente no se apartará.

Y por qué tener que llegar al punto de prohibirle juntarse con otros niños, que muchas veces han crecido juntos, y ahora han tomado un mal camino. Cuando tuvimos la oportunidad de evangelizarles.

Debemos apoyar a aquellos que tienen el talento para dirigirse a los niños, y ser escuchados por ellos. Debemos hacer campañas evangelísticas para los niños. Que los niños sepan que hay algo mejor, que estén enterados de que estamos en el mundo pero que no somos del mundo.

No debemos permitir más que los niños se pierdan. Y para eso no se trata de empezar cuando son jóvenes sino cuando son niños.

Estuvimos en unos bautizos el sábado pasado. Y era novedoso y tierno ver a un niño de ocho años haciendo su acto de obediencia y entrando a las aguas del bautismo. Parecía novedoso y sí es más común ver adultos entrando a esas aguas.

Pero por qué llegar hasta que se es viejo y no de niño. Éste niño quería bautizarse desde los cinco años, y no lo dejaban. Muchos creen que los niños no saben lo que hacen. Es cosa de platicar con ellos y ver de qué están convencidos y por qué quieren hacerlo.

Deben haber muchos niños como éste esperando a cumplir quién sabe, tal vez diez o doce años, depende a qué edad lo permiten en la iglesia, o los padres, tomar esa decisión que es personal.

Tampoco es de que no tengan conciencia de lo que hacen pero éste niño en especial desde los tres años viene diciendo que va a ser un Pastor y que le va a servir al Señor. Necesita leer su Biblia porque si no ¿de qué va a predicar? Según sus mismas palabras.

Quisiera poder hacer conciencia a las madres cristianas que no solamente nuestros hijos vienen para cosas grandes, porque de hecho tienen un llamado a llegar más lejos que nosotras y lograr cosas más grandes, Jesús dijo “las obras que yo hago ustedes también las harán y aún mayores harán porque yo voy al Padre”

¿Y ellos? Por qué esperar que los niños se pierdan primero para que después se encuentren con el Señor. Hagámosle frente al enemigo y arrebatémosle las almas de los niños.



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miércoles, 4 de junio de 2008

¿A QUEN ENVIARÉ Y QUIÉN IRÁ? HEME AQUÍ, ENVÍAME A MÍ.

Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Isaías 6:8

A QUIEN ENVIARÉ Y QUIÉN IRA:

¿Quién quiere ir? ¿A quién puedo enviar? Porque la mies es mucha y los obreros son pocos. Y se necesitan muchos obreros que quieran trabajar. En todas las iglesias se ve muy poca gente sirviendo. Vemos a las mismas personas en todos lados, y muchos comentan “como si no hubiesen mas personas” pero es que solo los mismos están dispuestos a hacer lo que sea que Dios les mande.

Y esos mismos por lo regular son el número minoritario. De la cantidad que hay en cada iglesia, un porcentaje pequeño es el que está en los puestos de servicio. Que no son los mismos que están en puestos que se ven, los que realmente sirven, andan tras bambalinas. Nadie les ve y nadie les conoce y sus nombres casi no se mencionan en la iglesia. Pero ¿Dónde estarán apuntados sus nombres en los libros de Dios? ¿Qué riquezas en el cielo están haciendo ellos?

El verdadero servicio a Dios se hace en secreto. Y tu padre que ve en lo secreto, te recompensará en público. Pero no por buscar la recompensa pública, que por lo regular las personas esperan un reconocimiento público o una mención honorífica. Lo más difícil del caso es que con tanto corre, corre, a la gente se le olvida mencionar a todos. Y eso no importa lo importante es que Dios si se ha fijado, y lo está tomando en cuenta.

Muchos son los llamados y pocos los escogidos. Un versículo que nos habla en su contexto de que se llama a muchos y muchos escuchan el mensaje pero no todos responden a él. Y eso muestra que no son escogidos porque no acudieron al llamado. El que oye la voz y atiende con obediencia es tomado en cuenta y es escogido por eso.

El servicio está directamente relacionado con las obras. Jesús dijo “las obras que yo hago ustedes también las harán y aún mayores harán porque yo voy al Padre” esto lo han relacionado con los milagros de Jesús, también debemos pensar en las obras como servicio. Dice Santiago, parafraseando más o menos así “muéstrame tu fe y yo te muestro mis obras, porque la fe sin obras es muerta.”

Mucho podemos creer, pero si no lo mostramos a través de un resultado, un fruto, o una consecuencia de esa fe, no nos va a servir de nada. No podemos ser siervos de Dios, totalmente de incógnito. Siempre hay alguien que se beneficia de ese servicio. O siempre va haber alguien que necesita una mano extendida, una mano amiga, al momento de buscar la manera de levantarse.

Y el que siempre está atento a nuestras reacciones tanto para tomar nota como para ayudarnos es el Espíritu Santo. Para consolarnos siempre va a estar listo, pero también para redargüirnos y ayudarnos. O sea que no estamos solos, cuando servimos, como en el qué hacer de cada día. No necesitamos mucha preparación para hacer limpieza en cualquier área de la iglesia, tal vez pequeña o tal vez grande. Para alcanzar o acarrear cosas, no es denigrante ni vergonzoso, sino es honroso ayudar a lo que sea en la iglesia.

Y con la obediencia del profeta, cuando Dios te llame a su servicio, debes atender, debes ir, debes obedecer. Si te lo dice el Pastor, o te lo dice el Diácono, o el Maestro, o quien quiera que sea, puede ser Dios hablándote a través de él. Dile que sí. No le digas: “déjeme pensarlo, es que no le quiero quedar mal” no le quedes mal, hazlo y ya.

O tal vez le dices: “no sé si estoy preparado, no se si lo pueda hacer” seguro que no estás preparado, y seguro que no sabes, pero de lo vil y menospreciado del mundo, Dios escogió para avergonzar a los sabios, y los entendidos, los que si saben. Pero si te dejas Él puede hacer de ti, algo hermoso.

Ponerte a servir, es ponerte en sus manos. Cuando Él te tenga en sus manos, hará maravillas contigo. Y te dará todo lo que necesitas. Y te dará de todo lo que tiene, conforme a sus riquezas en gloria. Y Él sabe que tu tienes necesidad. Dale lo poco que tu puedas, Él te lo pagará, con lo mucho que tiene.



jueves, 29 de mayo de 2008

PROMESAS DE DIOS

Porque el SEÑOR estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa.
Proverbios 3:26

Cuántas promesas hay en la Palabra de Dios, y que no nos hemos aferrado a ellas. Esta mañana me encontré con este pasaje, justo cuando más lo necesitaba, (qué casualidad), no, no es una casualidad, es Dios mostrando su cuidado. Y ahora que buscaba un tema para meditar en este espacio. Pensé ¿por qué no hablar de las promesas de Dios?

Podemos encontrar promesas de toda clase, copiarlas, escribirlas, memorizarlas, hacerlas nuestras. Porque eso es lo que Dios espera, que creamos a su Palabra, para darnos más cada día. Un día tras otro, tenemos en cada uno, la oportunidad de ver la mano de Dios.

Dios nos protege y nos defiende, nos libra de caer en la trampa. Bien sabe Dios que tenemos un enemigo, el mismo que no le ama a Él. Nos quiere hacer caer, y a veces no le cuesta nada convencernos. La mayor parte de las veces, la mayoría de las horas del día, las dedicamos a creer en el mundo y en el diablo, que a creer en Dios.

De pronto nos acordamos que existe un ser espiritual, y especial, que nos puede ayudar. A veces vamos a su palabra a ver si encontramos una respuesta. Muchas veces luego de haber buscado en otro lado, y tal vez, cuando hemos agotado todos los recursos, para encontrar solución a nuestros problemas.

¿Por qué dejamos para de último lo que debemos hacer primero? A veces nosotros mismos nos tendemos esa trampa. A veces nos metemos en unos problemas, que cuando estamos allí, no nos explicamos cómo fue que caímos, cómo nos comprometimos a algo que no podríamos cumplir, o cómo dispusimos, opinamos, o decidimos, sin consultarle a Dios.

Y cuando nos damos cuenta de que todo ha salido mal. Entonces nos percatamos de que tal vez no era fe la que teníamos cuando hicimos promesas, o compromisos, tal vez era solamente una esperanza, que no sabemos si estaba respaldada por Dios, no sabemos si estábamos decidiendo bajo su voluntad.

Así que sea que vivamos o que muramos del Señor somos. Entonces cómo podemos fallar, si nos declaramos suyos. Debemos decirlo y también creerlo. Que cuando venga un problema a nuestra vida, grande o pequeño, del Señor somos. Con salud o enfermedad, de Él somos.

El que ha prometido estar a nuestro lado, dice que: en su derecha hay larga vida, y en la izquierda honor y riquezas. Pr. 3:16 De qué mano del Señor te quieres agarrar. A veces hasta cantamos que estamos tomados de su mano. Pero con nuestros hechos le mostramos al mundo que no es verdad. No le creemos.

Si de verdad le creyéramos, cuando pedimos que alguien que crea en Él, cualquiera que crea; nos ponga la mano encima y ore, o sencillamente obedezca al llamado y la promesa del Señor, “impondrán las manos sobre los enfermos y éstos sanarán” no dice a partir del año dos mil. No dice antes de que llegue el año dos mil diez.
Dice que sus discípulos vayan por todo el mundo. Y ya fueron sus discípulos por todo el mundo, ya todo aquel que cree ha sido bautizado, o todavía no han creído todos. La oportunidad acaso ya pasó, y ya no se puede creer en Él? No, la oportunidad todavía está abierta. “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tu y tu casa.”

Todavía a todos los que le crean, a todos los que le reciban, los que crean en su nombre, todavía se les da la potestad de ser hechos hijos de Dios. Esas promesas no se han quedado en el pasado ni en el recuerdo. Existen y son reales. Y están a la mano, al alcance de todo el que se lo cree.

Todavía hay una promesa de larga vida a aquel que honre a su padre y a su madre. También se puede invocar su nombre “todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo” “Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado.” Sigue vigente.

Además sigue existiendo el llamado a probarle en esto, a ver si no se abren las ventanas de los cielos hasta que sobre abunde, y la promesa de que va a reprender al devorador. ¿Te sigue atacando el devorador? No será que no le estás dando la parte de tu sueldo que le corresponde por derecho, Él te dio un trabajo, y nueve partes del salario son tuyas, una sola es para Él, una sola es de Dios.

¿Cuándo vas a empezar a buscar en la Biblia cuántas promesas tiene Dios para ti?. Dios quiere que te las aprendas, que las memorices, que las medites y que las creas.