MUJER...
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“Yo amo a los que me aman y me hallan los que temprano me buscan”
Proverbios 8:17
Abuso
“Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.”
1º. Pedro 3:11-12
El abuso es el mejor amigo de la Violencia doméstica, pero no es su única amiga, tiene varios y de todos se vale para echar a perder las cosas. Abusar es propasarse. Es rebasar los limites permitidos. En cualquier sentido que queramos verlo.
Tal vez nacemos abusivos, tal vez desde que nacemos venimos con la creencia de que podemos llegar hasta donde se nos da la gana. Así como todo, tenemos que ser enseñados, tenemos que aprender, y nuestros hijos tienen también que aprender.
Hasta donde es correcto entrar cuando llegamos a la casa de otros. Hasta donde podemos preguntar cuando hablamos con los demás. Hasta donde se puede llegar al tocar, al acariciar. Todo en la vida tiene limites, y propasarlos es abusar.
Cuando hablamos de abuso realmente nos referimos casi siempre a las palabras, los malos tratos verbales, a veces también a los golpes. Existe abuso físico, que son los golpes. Abuso verbal, los gritos y malas palabras. Abuso sexual, obligar a cualquiera a tener relaciones sexuales, puede ser el esposo a la esposa o viceversa, puede ser a los jóvenes o niños. Abuso psicológico, cuando se afecta a alguien causando traumas psicológicos.
Un trauma es un golpe, y muchas veces se golpea a las personas en su mente, en sus pensamientos. Se le ofende con lo que se le dice y con lo que se le hace creer, de si misma o de los demás a través de actuar sobre su mente. Cualquier abuso al que seamos sometidos debemos denunciarlo.
Ninguna persona tiene derecho a abusar de los demás. Por lo regular lo hace para desahogar traumas similares, casi siempre es una cadena, la persona que abusa también fue abusada.
Los psicólogos tienen sus maneras de tratar a este tipo de personas. Los que trabajamos para ayudar a las personas en su vida espiritual, nos valemos de muchos de los recursos de ellos para diagnosticar, pero la cura, cuando viene de Dios es instantánea.
Conforme lo entregamos todo a Él, lo toca y lo sana, sea nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestro corazón, nuestra mente.
Lo que más nos ayuda es la confesión sincera de las personas. Aunque a veces no lo recuerdan. Entran en un estado de negación que no les permite recordar, ya que bloquean esos recuerdos que les hacen daño, y actúan como si éstos no existieran. Pero en su subconsciente existe. Existe el recuerdo de un abuso real.
Como saber si estamos abusando. Cuando la otra persona dice no, no quiero, no puedo, no me gusta, es una señal ineludible la palabra NO. Debemos saber comunicarnos, saber hablar las razones de ese no por respuesta.
Obviamente a los niños muchas cosas no les gustan y nos van a decir no. No quiero o no me gusta, pero hay que ver que tan bien les hace, una cosa es la comida, muchas veces no quieren ni probarla, pero deben aprender a alimentarse bien.
Pero qué de cuando dicen “no me pegues” “no me grites” “no me trates así” o “no me digas las cosas de esa manera o de ese modo”. Es ahí donde debemos detenernos a pensar y meditar en la mala manera de vivir que hemos heredado de nuestros padres.
Porque a veces nos parece muy natural la forma de regañarlos porque fue la misma que nosotros recibimos, pero puede ser que estuvo mal. Y en efecto, hay muchas cosas que aceptamos y no estuvieron bien. Pero no debemos continuar. Sobre todo, cuando se llega a ser abuelo.
Muchos padres se dan cuenta de lo mal que corrigieron a sus hijos cuando los ven a ellos corrigiendo a sus nietos. Les parece muy duro, pero no se acuerdan que fue lo que aprendieron de ellos mismos. Y muchas veces ni siquiera advierten que tan indefensos como ahora son los nietos, fueron sus hijos alguna vez.
Buscar ayuda es la respuesta al abuso. Hay profesionales que nos pueden ayudar. Pide consejo de profesionales. Habla con tu pareja si tu abusas de él o viceversa. No le digas cosas que le hacen daño. Levanta su autoestima, no la destruyas. Y no es correcto que él destruya tu valor. Porque vales tanto como la sangre de Cristo, todo lo que Él entregó por amor a ti no se puede quedar tirado sin valor.
Por darle honor y gloria a Jesucristo, y en agradecimiento a su sacrificio en la cruz, no podemos pagar por lo que ya está pagado, pero si es nuestro deber que sea divulgado ese valor. No tengamos vergüenza en reconocer y hacer que se reconozca lo que valemos, lo importantes que somos todos, porque por todos murió Cristo.
La persona que abusa, pareciera, mientras lo hace, que no es ella misma, la domina, ira, excitación, enojo, odio, etc. Pero siempre llega un momento en que se calma, si no le “echamos mas leña al fuego” para pelear o discutir, por lo menos se necesitan dos. Y cuando esa calma llega, es el momento de hablar. Poner condiciones y entre ellas tiene que estar el buscar ayuda. Y sobre todo no debe volver a repetirse.
Pero si aguantamos pacientemente, creyendo que eso es lo que hay que hacer, tener paciencia, tener fe, orar. A veces no se trata de orar sino de actuar. Cuando oramos y le decimos a Dios que arregle las cosas, no nos detenemos a escuchar su voz cando dice “arréglalas tu, yo te di la capacidad de comunicarte en paz”
Miriam Argueta
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“Yo amo a los que me aman y me hallan los que temprano me buscan”
Proverbios 8:17
Abuso
“Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.”
1º. Pedro 3:11-12
El abuso es el mejor amigo de la Violencia doméstica, pero no es su única amiga, tiene varios y de todos se vale para echar a perder las cosas. Abusar es propasarse. Es rebasar los limites permitidos. En cualquier sentido que queramos verlo.
Tal vez nacemos abusivos, tal vez desde que nacemos venimos con la creencia de que podemos llegar hasta donde se nos da la gana. Así como todo, tenemos que ser enseñados, tenemos que aprender, y nuestros hijos tienen también que aprender.
Hasta donde es correcto entrar cuando llegamos a la casa de otros. Hasta donde podemos preguntar cuando hablamos con los demás. Hasta donde se puede llegar al tocar, al acariciar. Todo en la vida tiene limites, y propasarlos es abusar.
Cuando hablamos de abuso realmente nos referimos casi siempre a las palabras, los malos tratos verbales, a veces también a los golpes. Existe abuso físico, que son los golpes. Abuso verbal, los gritos y malas palabras. Abuso sexual, obligar a cualquiera a tener relaciones sexuales, puede ser el esposo a la esposa o viceversa, puede ser a los jóvenes o niños. Abuso psicológico, cuando se afecta a alguien causando traumas psicológicos.
Un trauma es un golpe, y muchas veces se golpea a las personas en su mente, en sus pensamientos. Se le ofende con lo que se le dice y con lo que se le hace creer, de si misma o de los demás a través de actuar sobre su mente. Cualquier abuso al que seamos sometidos debemos denunciarlo.
Ninguna persona tiene derecho a abusar de los demás. Por lo regular lo hace para desahogar traumas similares, casi siempre es una cadena, la persona que abusa también fue abusada.
Los psicólogos tienen sus maneras de tratar a este tipo de personas. Los que trabajamos para ayudar a las personas en su vida espiritual, nos valemos de muchos de los recursos de ellos para diagnosticar, pero la cura, cuando viene de Dios es instantánea.
Conforme lo entregamos todo a Él, lo toca y lo sana, sea nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestro corazón, nuestra mente.
Lo que más nos ayuda es la confesión sincera de las personas. Aunque a veces no lo recuerdan. Entran en un estado de negación que no les permite recordar, ya que bloquean esos recuerdos que les hacen daño, y actúan como si éstos no existieran. Pero en su subconsciente existe. Existe el recuerdo de un abuso real.
Como saber si estamos abusando. Cuando la otra persona dice no, no quiero, no puedo, no me gusta, es una señal ineludible la palabra NO. Debemos saber comunicarnos, saber hablar las razones de ese no por respuesta.
Obviamente a los niños muchas cosas no les gustan y nos van a decir no. No quiero o no me gusta, pero hay que ver que tan bien les hace, una cosa es la comida, muchas veces no quieren ni probarla, pero deben aprender a alimentarse bien.
Pero qué de cuando dicen “no me pegues” “no me grites” “no me trates así” o “no me digas las cosas de esa manera o de ese modo”. Es ahí donde debemos detenernos a pensar y meditar en la mala manera de vivir que hemos heredado de nuestros padres.
Porque a veces nos parece muy natural la forma de regañarlos porque fue la misma que nosotros recibimos, pero puede ser que estuvo mal. Y en efecto, hay muchas cosas que aceptamos y no estuvieron bien. Pero no debemos continuar. Sobre todo, cuando se llega a ser abuelo.
Muchos padres se dan cuenta de lo mal que corrigieron a sus hijos cuando los ven a ellos corrigiendo a sus nietos. Les parece muy duro, pero no se acuerdan que fue lo que aprendieron de ellos mismos. Y muchas veces ni siquiera advierten que tan indefensos como ahora son los nietos, fueron sus hijos alguna vez.
Buscar ayuda es la respuesta al abuso. Hay profesionales que nos pueden ayudar. Pide consejo de profesionales. Habla con tu pareja si tu abusas de él o viceversa. No le digas cosas que le hacen daño. Levanta su autoestima, no la destruyas. Y no es correcto que él destruya tu valor. Porque vales tanto como la sangre de Cristo, todo lo que Él entregó por amor a ti no se puede quedar tirado sin valor.
Por darle honor y gloria a Jesucristo, y en agradecimiento a su sacrificio en la cruz, no podemos pagar por lo que ya está pagado, pero si es nuestro deber que sea divulgado ese valor. No tengamos vergüenza en reconocer y hacer que se reconozca lo que valemos, lo importantes que somos todos, porque por todos murió Cristo.
La persona que abusa, pareciera, mientras lo hace, que no es ella misma, la domina, ira, excitación, enojo, odio, etc. Pero siempre llega un momento en que se calma, si no le “echamos mas leña al fuego” para pelear o discutir, por lo menos se necesitan dos. Y cuando esa calma llega, es el momento de hablar. Poner condiciones y entre ellas tiene que estar el buscar ayuda. Y sobre todo no debe volver a repetirse.
Pero si aguantamos pacientemente, creyendo que eso es lo que hay que hacer, tener paciencia, tener fe, orar. A veces no se trata de orar sino de actuar. Cuando oramos y le decimos a Dios que arregle las cosas, no nos detenemos a escuchar su voz cando dice “arréglalas tu, yo te di la capacidad de comunicarte en paz”
Miriam Argueta
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