“Esta será llamada varona, porque del varón fue tomada”
Génesis 2:23
“Se llamará Mujer porque del hombre fue sacada” (NVI)
Se ha preguntado usted ¿cómo somos las mujeres? Las mujeres somos lo mas lindo y más especial de la creación de Dios. Créalo o no. Tan especiales somos que Dios nos dejó para el final. Para “cerrar con broche de oro”. Bonitas, inteligentes...
Luego de decir ¡hágase la luz! Y luego de separar las aguas de las aguas, cuando la tierra estaba desordenada y vacía. Se ha dado cuenta que Dios nos hizo cuando la tierra ya estaba llena de cosas bellas; de todo árbol que da fruto, de todo animal que se mueve sobre la tierra, después de hacer las aves que llenan el cielo y de hacer todo animal que se mueve en el mar. Después de hacer al varón, del polvo de la tierra. Viene su obra maestra: la mujer. “y vio Dios que era bueno” como cada paso, cada día.
Y acaso usted no deja lo mejor para el final, el toque final al arreglarlos, al embellecernos, ¿qué es? ¿el mejor perfume? O la joya que le brinda un toque final, pues esa cosa tan bella que Dios dejó para el toque final de la creación; y que a veces nosotras mismas no podemos entender. Complejas pero perfectas.
Los varones muchas veces no nos entienden. Y aunque hasta hicieron una película en donde un hombre escucha los pensamientos de ellas; usted y yo sabemos bien que quisieron darle un toque chistoso al asunto pero que tratando de dar a conocer nuestros pensamientos, están lejos de la realidad. Somos mucho más que eso.
Al haber salido del varón, mi subconsciente trata de parecerse muchas veces a él. Al ser creadas para ayuda idónea de él, queremos ayudarlo de tal manera que se nos va la mano y queremos mandarlo, pero realmente queremos arreglarle la vida. Debemos procurar decir bien las cosas, expresar nuestras ideas y pensamientos de modo que seamos escuchadas y tomadas en cuenta. Cuando Dios dijo “no es bueno que el hombre esté solo” quería ponerle una compañera. Entonces si la luz no puede quejarse de “que está muy oscuro” ¿por qué la compañía se queja de soledad? ¡Mentiras del diablo!
Muchas mujeres cuando hablamos nos quejamos de soledad. Nos quejamos de falta de amor, y en general, nos quejamos. Qué piensa el creador de algo tan perfecto como el hombre y la mujer, complementados somos victoria total, éxito, si logramos la comunicación para ponernos de acuerdo entre nosotros. Cuando nos ponemos de acuerdo llegamos a estrategias respaldadas por Dios. Cuando nos unimos, el Señor está en medio. Y cuando nos ponemos de acuerdo, podemos caminar juntos, como dice Proverbios.
Pero muchas veces nuestros pensamientos son de frustración, porque no logramos lo que planeamos, porque lo planeamos solas. No tomamos en cuenta a la persona que realmente importa. Hablamos con otras mujeres de nuestras necesidades y nuestras debilidades, de nuestros deseos y anhelos. Y no con nuestro esposo.
Muchas veces por falta de oportunidad. Pero también eso se consigue cuando hablamos mucho. Ya no nos quieren escuchar porque no sabemos resumir en pocas palabras lo que queremos decir. Con esa manera de ser que a veces entendemos los pensamientos y las miradas de las demás mujeres y también de ellos, queremos que ellos nos entiendan a nosotras y a ellos Dios los hizo diferentes, no entienden.
Entonces tenemos que hablarles, pero no pueden poner atención por mucho rato, entonces tenemos que saber resumir nuestros pensamientos para expresarlos claros y concisos, o sea con pocas y claras palabras decirles nuestras opiniones. Nosotras sabemos que tenemos razón y que nuestra estrategia va a salir bien, pero ellos no reciben ni escuchan órdenes, así que es importante cambiar estrategias para ganar la guerra, cuando pasan años y no tenemos lo que Dios o el esposo nos han prometido.
Somos conquistadoras en este mundo adverso. Y lo menos que podemos hacer es darnos por vencidas. Las promesas que nos hacen en el altar delante de Dios cuando nos casamos, créame que lo dicen en serio. Y aunque pareciera que lo han olvidado, todo se cumplirá, que estaremos juntos hasta que la muerte nos separe, que serán proveedores para que nada nos falte. Etc. Porque lo hemos hecho delante de Dios.
Las mujeres muchas veces cuando se juntan, hablan y hablan y hablan, pero se guardan las verdades, los sentimientos más sinceros se quedan en el corazón. No expresan ampliamente lo que sufren, lo infelices que se sienten. Porque ese instinto de triunfadoras no les permite confesarse derrotadas o darse por vencidas, y confesarlo es como tenerlo.
Muchas mujeres hablan vanidades y fanfarronerías de modo que la verdad se quede oculta. Si en algún tema no son buenas, pues de eso no hablan. Muchas mujeres hablan de lo que sea, por su necesidad de ser escuchadas. Tan acostumbradas a quedarse con sus ideas sin expresar, muchas veces pierden la costumbre y al encontrar esta oportunidad no saben de qué hablar, y qué hablar, meten la pata, dicen lo que no debían.
Con un “se me salió” explicamos o justificamos haber revelado algún secreto. Nos gusta platica porque así nos hizo Dios. Solamente debemos acostumbrarnos a hacerlo bien. “Ser discretas y amantes del silencio es cosa que no tiene precio.”
Una mujer es como el amor, es sufrido, benigno, no busca lo suyo, no guarda rencor, todo lo puede, todo lo soporta, eso es lo que hay dentro de cada mujer, amor. Y disposición a darse y dar amor sin agotar esa fuente, porque así nos hizo Dios.
Con mucha inteligencia, con capacidad de crear, de escuchar, de entender, de comprender. Siempre activa, siempre dispuesta. Los niños, los hijos pequeños, los animales, los empleados, nos hacer sentir protectoras, y valientes. Los esposos y Dios nos inspiran respeto y esperamos de ellos cobertura, amor y protección. Del Señor nuestro Dios nunca hay quejas, a quien corremos en secreto, en oración. Pero si tenemos mucho que desear de nuestros varones.
Pero aún así aunque muchos hombres lo crean, no hablamos mal de cada uno cuando nos reunimos, al contrario cada una defiende y calla lo malo que su esposo hace, y a veces es hasta difícil sacarles una queja, claro que para hablarles de soluciones y consejos, pero de veras que las mujeres defienden a sus hombres hasta que de verdad ya no pueden más, hasta que realmente sienten desesperación y buscan desesperadas ayuda, tal vez pensando en evitar una separación.
Pero mientras tanto las mujeres luchan por un hogar, por edificar su casa. Trabajan para ver felices a sus hijos. Y buscan agradar a Dios. Bueno, dirán algunos, eso las cristianas, pero en general. En general hombres y mujeres sin temor de Dios, no van a llegar a ningún lado. El mundo allá afuera se está perdiendo. Pero todos los seres humanos buscan agradar a ese ser supremo que no se explican, pero su conciencia les dice que está allí. El sentimiento de culpa lo siente toda la humanidad, porque así nos hizo Dios.
Una mujer enamorada de Dios, piensa en Dios y habla de Dios. Confía en Dios y espera en Dios. Toda su vida da vueltas alrededor de su Dios.
Génesis 2:23
“Se llamará Mujer porque del hombre fue sacada” (NVI)
Se ha preguntado usted ¿cómo somos las mujeres? Las mujeres somos lo mas lindo y más especial de la creación de Dios. Créalo o no. Tan especiales somos que Dios nos dejó para el final. Para “cerrar con broche de oro”. Bonitas, inteligentes...
Luego de decir ¡hágase la luz! Y luego de separar las aguas de las aguas, cuando la tierra estaba desordenada y vacía. Se ha dado cuenta que Dios nos hizo cuando la tierra ya estaba llena de cosas bellas; de todo árbol que da fruto, de todo animal que se mueve sobre la tierra, después de hacer las aves que llenan el cielo y de hacer todo animal que se mueve en el mar. Después de hacer al varón, del polvo de la tierra. Viene su obra maestra: la mujer. “y vio Dios que era bueno” como cada paso, cada día.
Y acaso usted no deja lo mejor para el final, el toque final al arreglarlos, al embellecernos, ¿qué es? ¿el mejor perfume? O la joya que le brinda un toque final, pues esa cosa tan bella que Dios dejó para el toque final de la creación; y que a veces nosotras mismas no podemos entender. Complejas pero perfectas.
Los varones muchas veces no nos entienden. Y aunque hasta hicieron una película en donde un hombre escucha los pensamientos de ellas; usted y yo sabemos bien que quisieron darle un toque chistoso al asunto pero que tratando de dar a conocer nuestros pensamientos, están lejos de la realidad. Somos mucho más que eso.
Al haber salido del varón, mi subconsciente trata de parecerse muchas veces a él. Al ser creadas para ayuda idónea de él, queremos ayudarlo de tal manera que se nos va la mano y queremos mandarlo, pero realmente queremos arreglarle la vida. Debemos procurar decir bien las cosas, expresar nuestras ideas y pensamientos de modo que seamos escuchadas y tomadas en cuenta. Cuando Dios dijo “no es bueno que el hombre esté solo” quería ponerle una compañera. Entonces si la luz no puede quejarse de “que está muy oscuro” ¿por qué la compañía se queja de soledad? ¡Mentiras del diablo!
Muchas mujeres cuando hablamos nos quejamos de soledad. Nos quejamos de falta de amor, y en general, nos quejamos. Qué piensa el creador de algo tan perfecto como el hombre y la mujer, complementados somos victoria total, éxito, si logramos la comunicación para ponernos de acuerdo entre nosotros. Cuando nos ponemos de acuerdo llegamos a estrategias respaldadas por Dios. Cuando nos unimos, el Señor está en medio. Y cuando nos ponemos de acuerdo, podemos caminar juntos, como dice Proverbios.
Pero muchas veces nuestros pensamientos son de frustración, porque no logramos lo que planeamos, porque lo planeamos solas. No tomamos en cuenta a la persona que realmente importa. Hablamos con otras mujeres de nuestras necesidades y nuestras debilidades, de nuestros deseos y anhelos. Y no con nuestro esposo.
Muchas veces por falta de oportunidad. Pero también eso se consigue cuando hablamos mucho. Ya no nos quieren escuchar porque no sabemos resumir en pocas palabras lo que queremos decir. Con esa manera de ser que a veces entendemos los pensamientos y las miradas de las demás mujeres y también de ellos, queremos que ellos nos entiendan a nosotras y a ellos Dios los hizo diferentes, no entienden.
Entonces tenemos que hablarles, pero no pueden poner atención por mucho rato, entonces tenemos que saber resumir nuestros pensamientos para expresarlos claros y concisos, o sea con pocas y claras palabras decirles nuestras opiniones. Nosotras sabemos que tenemos razón y que nuestra estrategia va a salir bien, pero ellos no reciben ni escuchan órdenes, así que es importante cambiar estrategias para ganar la guerra, cuando pasan años y no tenemos lo que Dios o el esposo nos han prometido.
Somos conquistadoras en este mundo adverso. Y lo menos que podemos hacer es darnos por vencidas. Las promesas que nos hacen en el altar delante de Dios cuando nos casamos, créame que lo dicen en serio. Y aunque pareciera que lo han olvidado, todo se cumplirá, que estaremos juntos hasta que la muerte nos separe, que serán proveedores para que nada nos falte. Etc. Porque lo hemos hecho delante de Dios.
Las mujeres muchas veces cuando se juntan, hablan y hablan y hablan, pero se guardan las verdades, los sentimientos más sinceros se quedan en el corazón. No expresan ampliamente lo que sufren, lo infelices que se sienten. Porque ese instinto de triunfadoras no les permite confesarse derrotadas o darse por vencidas, y confesarlo es como tenerlo.
Muchas mujeres hablan vanidades y fanfarronerías de modo que la verdad se quede oculta. Si en algún tema no son buenas, pues de eso no hablan. Muchas mujeres hablan de lo que sea, por su necesidad de ser escuchadas. Tan acostumbradas a quedarse con sus ideas sin expresar, muchas veces pierden la costumbre y al encontrar esta oportunidad no saben de qué hablar, y qué hablar, meten la pata, dicen lo que no debían.
Con un “se me salió” explicamos o justificamos haber revelado algún secreto. Nos gusta platica porque así nos hizo Dios. Solamente debemos acostumbrarnos a hacerlo bien. “Ser discretas y amantes del silencio es cosa que no tiene precio.”
Una mujer es como el amor, es sufrido, benigno, no busca lo suyo, no guarda rencor, todo lo puede, todo lo soporta, eso es lo que hay dentro de cada mujer, amor. Y disposición a darse y dar amor sin agotar esa fuente, porque así nos hizo Dios.
Con mucha inteligencia, con capacidad de crear, de escuchar, de entender, de comprender. Siempre activa, siempre dispuesta. Los niños, los hijos pequeños, los animales, los empleados, nos hacer sentir protectoras, y valientes. Los esposos y Dios nos inspiran respeto y esperamos de ellos cobertura, amor y protección. Del Señor nuestro Dios nunca hay quejas, a quien corremos en secreto, en oración. Pero si tenemos mucho que desear de nuestros varones.
Pero aún así aunque muchos hombres lo crean, no hablamos mal de cada uno cuando nos reunimos, al contrario cada una defiende y calla lo malo que su esposo hace, y a veces es hasta difícil sacarles una queja, claro que para hablarles de soluciones y consejos, pero de veras que las mujeres defienden a sus hombres hasta que de verdad ya no pueden más, hasta que realmente sienten desesperación y buscan desesperadas ayuda, tal vez pensando en evitar una separación.
Pero mientras tanto las mujeres luchan por un hogar, por edificar su casa. Trabajan para ver felices a sus hijos. Y buscan agradar a Dios. Bueno, dirán algunos, eso las cristianas, pero en general. En general hombres y mujeres sin temor de Dios, no van a llegar a ningún lado. El mundo allá afuera se está perdiendo. Pero todos los seres humanos buscan agradar a ese ser supremo que no se explican, pero su conciencia les dice que está allí. El sentimiento de culpa lo siente toda la humanidad, porque así nos hizo Dios.
Una mujer enamorada de Dios, piensa en Dios y habla de Dios. Confía en Dios y espera en Dios. Toda su vida da vueltas alrededor de su Dios.